No se dejen
engañar por el título de este blog, que ciertamente puede inducir a diversas interpretaciones. La
vida siempre es
multicolor, como el país de la abeja
Maya. El blanco y negro solo existió, y existe, en la fotografía, el cine y la televisión. Y ni siquiera ahí el
blanco y negro eran blanco y negro, existían infinitos matices en una degradada escala de
grises. Y a pesar de todos esos grises, la vida no era gris, al menos no siempre. La verdad es que el gris tiene mala prensa. Decimos que tenemos una vida gris cuando hablamos de una vida mediocre, insulsa, o que hace un día gris y lo asociamos con un día triste, apagado...
¡¡ e incluso los nazis iban de gris, mientras tú vestías de
azul !!Pero no nos alejemos del blanco y negro, ese contraste entre el brillo puro y la oscuridad, entre el bien y el mal, al que nos remite el sistema simbólico de los que nos hacemos llamar occidentales. Ese mismo sistema que aflora en el lenguaje, y que refuerza ciertas ideas preconcebidas del otro como es el caso de la negritud, del negro (me refiero al hombre y la mujer negros) al cual, con una sóla etiqueta que se ha dotado de negatividad, se demoniza y condena de antemano. "Yo soy blanco, y el blanco es pureza, castidad, es luz, y dios es luz; tú eres negro, oscuridad, lo oculto, el mal se oculta en la oscuridad, en la negrura". El color negro referencia lo negativo, y si no lo creen piensen en su uso común en el lenguaje: Tener la negra, ser la oveja negra, tener un negro futuro... seguro que podemos encontrar muchas más. Este antagonismo, por muy rico que pueda ser, no me interesa.
El blanco y negro también nos remite a la melancolía del tiempo pasado. Esas fotografías, ese cine, esa televisión en blanco y negro son de otra época, y tendemos a asociar el tiempo pasado con un tiempo mejor.
Cualquier tiempo pasado fue mejor. Esta concepción sí que me interesa, la referencia al pasado del blanco y negro.
El blanco y negro, o mejor dicho, el negro sobre el blanco se encuentra muy presente en las páginas de los libros, en esos contenedores de conocimiento, que van camino de ser arcaicos. El saber acumulado. Todo está en los libros, se decía. Hoy ya no todo está en los libros, todo está en internet. Hoy se consulta todo directamente en internet, nos vamos al Google a buscarlo, y si no nos sale nada decimos: "tal vez no exista".