Esta pintura de Holbein el joven la conocí cuando estudiaba Historia del Arte en el bachillerato. Tiene muchas cosas que me llaman la atención. Me seducen muchas cosas de él. Todos esos objetos me traen a la mente la planificación de los viajes, aunque el cuadro no tenga nada que ver con ello. Eso, el planificar un viaje, es algo que me excita y me emociona. Parece ser que es un cuadro cargado de simbología. Todos esos objetos nos hablan de los dos personajes retratados, que a su vez representan a los dos poderes, el político y el eclesiástico. El objeto más llamativo posiblemente sea el laud. Representa la música, y tiene una cuerda rota. La armonía está quebrada. La armonía del cuadro la rompe esa figura, esa mancha, en la parte inferior, a los pies de los embajadores. Es una anamorfosis, una deformación expresa con la intención de ocultar algo, y que parece ser, ya empleaba Leonardo da Vinci. Tiene la cualidad de que según el ángulo con que se mire, y usando determinados espejos curvos, se puede descubrir la imagen. En este caso es una calavera, que representa la vanidad humana. El poder, vinculado al conocimiento que representan todos esos objetos (las ciencias, las letras y las artes), al alcance de unos pocos, los ricos, es temporal, y de eso se encarga de recordárnoslo esa calavera oculta, que solo unos pocos saben reconocer.
De vuelta...???
Hoy puede ser un gran día para volver... un gran día para empezar, un gran
día para continuar, para seguir...para cambiar...
No sé dónde me he metido todo ...