El otro día estaba en un bar con unos amigos. Clinc, clinc, clinc... sonó una moneda que cayó al suelo. De manera automática, una amiga y yo, catalana ella, catalán yo, nos agachamos a por la moneda que había caido de las manos de otro amigo, vasco él. Era una monera de cinco céntimos. En el intento por recuperarla casi nos chocamos mi amiga y yo. En eso estábamos cuando alcancé oir la voz de mi amigo vasco: "¡¡hay que ver como sois los catalanes... y eso que solo son cinco céntimos!!". No pudimos evitar reirnos.
El otro día estaba en un bar con unos amigos. Clinc, clinc, clinc... sonó una moneda que cayó al suelo. De manera automática, una amiga y yo, catalana ella, catalán yo, nos agachamos a por la moneda que había caido de las manos de otro amigo, vasco él. Era una monera de cinco céntimos. En el intento por recuperarla casi nos chocamos mi amiga y yo. En eso estábamos cuando alcancé oir la voz de mi amigo vasco: "¡¡hay que ver como sois los catalanes... y eso que solo son cinco céntimos!!". No pudimos evitar reirnos.
3 comentarios:
y bueno, che... ¡son 5 céntimos!
son como 25 centavos de acá, oíme.
(je je)
uf, mi viejo (gallego) siempre me hablaba de los catalanes...
jajajaj Si es que no hay que dejar perder ni 5 centimos!!! :)
bueno, yo tendría que hacérmelo mirar, siendo catalán y mi padre gallego... uy uy... que ya se sabe lo que se dice, que el hilo de cobre lo inventaron un catalán y un gallego tirando de una moneda !! jajajaj
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