martes, 16 de enero de 2007

Lápices de colores

Me gustan los lápices. Recuerdo mi infancia en la escuela siempre con lápices en la mano. Cuando era pequeño (en el fondo lo sigo siendo) los Reyes Magos siempre traían un plumier. Por cierto, de dónde vendrá esa palabra. Plumier me recuerda a pluma. No sé, a mi siempre me ha sonado a francés. Era maravilloso empezar el año con lápices nuevos. Luego, según iban transcurriendo los días, iba perdiendo, rompiendo, gastando todos esos lápices de colores. Me encantaba estrenarlos. Recuerdo unos que iban en una caja de cartón con un dibujo de un bosque y un ciervo, o una cabra. Creo recordar que se llamaban Alpino, no sé si se seguirán fabricando. En cambio los rotuladores no me gustaban tanto. Rotuladores Carioca. Recuerdo la caja grande, de plástico transparente, con dos filas de rotuladores. No me gustaban porque ensuciaban mucho y mi mamá siempre me regañaba. La verdad es que nunca fui un gran dibujante, y la posibilidad de poder borrar los errores era para mi altamente valorado. Los rotuladores no dejaban opción. Además, como te olvidases de ponerles el tapón, al poco tiempo se secaban. Era imposible predecir antes de usar un rotulador si iba a seguir pintando hasta terminar de colorear. Y cuando menos te lo esperabas dejaban de funcionar, saliendo cada vez menos tinta dejando una superficie muy poco uniforme, algo que ya de por si era bastante difícil de conseguir. En cambio eso con los lápices de colores no pasaba, de un simple vistazo ya sabías si podías contar con él o no. Otro inconveniente que tenían los rotuladores es que solo lo podía utilizar una persona. Me refiero a que si necesitaba, por ejemplo, el color rojo, y lo estaba usando mi hermano, no podía usarlo yo hasta que terminara. En cambio, con los lápices eso no pasaba. Lo partiamos por la mitad, le sacabamos punta y a pintar tranquilamente sin esperas. Eran una maravilla.

4 comentarios:

J.P.R dijo...

Romperlos en dos... jejeje
De pequeño no me gustaban los lapices de colores, pensaba (muy acertadamente) que no sabía colorear los dibujos. Desde entonces, los dibujos los hago siempre con lapiz de grafito, en blanco y negro.

LlunA dijo...

me encantaban los lápices de colores!!! y los plastidecor...el olor de esos lápices aún nuevos y sacar punta y meter toda esa punta de colores en algún frasco de cristal...que tiempos aquellos que con un lápiz ya eras feliz

Anónimo dijo...

Que tiempos aquellos.Esa infancia, cuando los problemas no existian, y las cosas eran mucho más fáciles.Sólo tenías que preocuparte de pensar a que ibas jugar a la hora del patio.
Y los lápices de colores, a mi siempre me desaparecían.Cuando no le prestabas uno a un compañero alguien te lo pillaba prestao, y luego nadie te los había cojio.
Y los "rotus" si que eran una guarrada.Acababas con las manos más pintadas que en el propio papel. Ese es el riesgo que tiene utlizar rotuladores. Aunque a decir verdad, yo me quedo con las ceras. Me gustaba mucho hacer murales con las ceras, aunque en este caso, si que acababas hecha un cuadro, jeje..
En fin, sean lápices de colores, "rotus", ceras o pinturas, cada uno debe utilizar lo que más le agrade para dar un toque de color a la vida..

un beso gusito,nos vemos..
LAILUCHI

Anónimo dijo...

Bienvenida seas, Lailuchi, espero verte más a menudo por aquí dando color a este blog.

Un saludín.