El instante decisivo
No sé si una imagen vale más que mil palabras. Tal vez algunas si, sin duda; otras, lo dudo. No obstante, una imagen no sugiere lo mismo a todas las personas por igual, su mensaje no es unívoco. Y es que no todos miramos las imágenes con los mismos ojos. Nuestra experiencia personal, la de cada uno, juega un papel importante.
Podríamos discutir si una fotografía es una ventana o un espejo. Es una ventana en la medida en que nos muestra algo, o es un espejo cuando refleja algo. Puede parecer que esté hablando de lo mismo. Sin embargo, son dos maneras distintas de entender la fotografía, una documental y otra conceptual o intimista. La línea que las separa a veces es difusa. Se trata de distinguir entre lo que se ve en la fotografía y lo que nos quiere decir el fotógrafo. Como suele pasar, no todo en esta vida es blanco o negro. Casi todas las fotografías tienen algo de ventana y algo de espejo a la vez.
En la fotografía hay algo más que lo que se muestra, lo que no se muestra. Una fotografía sólo es un fragmento, nos falta todo aquello que queda fuera del encuadre, nos falta el contexto. Y no sólo me refiero al contexto físico, también el histórico y el personal de quién dispara la cámara.
A diferencia del cine o el video que registran secuencias, la fotografía captura instantes. Un único instante que es un instante único. Una captura furtiva de un presente que ya es pasado. La captura de un instante de un mundo que desaparece, y que tal vez no se vuelva a repetir. El fotógrafo Henri Cartier-Bresson lo sintetiza en su instante decisivo, donde se equilibra la composición y el significado; donde se concentra ojo, mente y corazón.
1 comentario:
te lo copio para pegar en otro sitio
citaré la fuente, saludos e blanco y negro.
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