jueves, 7 de diciembre de 2006

Palabras en el papel

La aparición de la escritura representó un salto evolutivo en el conocimiento humano. Con ella aparece la Historia, registros de hechos que sobreviven en el tiempo más allá de la propia existencia de aquellos que los vivieron. La escritura hace posible una mayor acumulación de conocimientos. La transmisión oral, en este sentido, era mucho más limitada. Era más fácil que se perdiesen datos con el paso del tiempo, y que estos mismos datos fuesen manipulados o distorsianados.

En Europa no fue hasta Guttemberg, y el invento de la imprenta, cuando esas palabras se popularizaron. La producción y reproducción de libros se hizo más rápida y económica, siendo asequibles para una mayor cantidad de personas, pero aún eran pocos los que sabían leer. Eso llegaría más tarde. Antes el saber era un privilegio de unos pocos y, en Europa, la iglesia poseía su monopolio (la novela El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco, nos lo ilustra).

Los libros son unos de los grandes legados de la humanidad, el mismo Guillermo de Baskerville de la novela de Eco arriesga su propia vida para salvar parte de ese legado de la quema. En otra novela, Farenheit 451, de Ray Bradbury, los lectores son perseguidos y los libros quemados, igual que lo fueron los libros de caballería en el Quijote de Cervantes. Pero no hace falta irse a la ficción. Durante el nazismo numerosas hogueras daban cuenta de aquellos libros considerados dañinos. No deja de ser irónico que los libros sean alimento del fuego, símbolo de la sabiduría en la Grecia clásica, cuna de nuestra civilización. De hecho, el dominio del fuego permitió al ser humano el avance tecnológico para que el mundo sea lo que es hoy.

Leer es importante. Uno de los indicadores que emplea las Naciones Unidas para crear el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que clasifica los Estados según el nivel de desarrollo es la tasa de alfabetización. Leer es importante para el desarrollo de las personas como tales.

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